1942-2020

Es probable que, sin Eusebio Leal, La Habana vieja hubiera sufrido el destino de otros cascos históricos: la degradación, si no la demolición. Nacido en la capital cubana en 1942, Leal fue un autodidacta que, tras la revolución de Castro, pudo completar sus estudios de Historia, antes de convertirse en Cronista de la Ciudad. El cargo fue el trampolín para que emergiera el Leal más comprometido con la defensa del patrimonio arquitectónico en unos tiempos marcados por la ideología del desarrollismo comunista. Así, tuvo un papel destacado en la restauración del palacio de los Capitanes Generales, primera obra de restauración acometida en la ciudad, a la que siguió, a partir de 1981, un proyecto mayor: la dirección de las obras de restauración del centro histórico de La Habana. Con el derrumbe de la URSS y el fin de los subsidios a Cuba, Leal tuvo que enfrentarse al enorme problema de mantener las actuaciones de restauración y conservación en una época marcada por la escasez. Lo hizo convenciendo a Fidel Castro de que la ciudad contara con su propio sistema de financiación basado en buena medida en el turismo: el resultado fue la recuperación de cientos de edificios y la salvación de la joya caribeña.