La escritora Arundhati Roy critica la soberbia de los políticos de la India ante un drama que causa miles de muertos.
En 2017, durante una campaña electoral especialmente polarizadora en el Estado de Uttar Pradesh, el primer ministro indio, Narendra Modi, se involucró en la refriega para agitar aún más las cosas. Durante una aparición pública, acusó al Gobierno del Estado —en manos de un partido de la oposición— de favorecer a la comunidad musulmana al dedicar más dinero a los cementerios musulmanes (kabristanes) que a los crematorios hindúes (shamsanes). Con sus habituales rebuznos despreciativos, en los que cada burla y cada pulla alcanzan una nota aguda a mitad de frase para volver a caer en un eco amenazador, enardeció a la muchedumbre. “Si en un pueblo se construye un kabristán, también hay que construir un shamsán”, dijo. “¡Shamsán! ¡Shamsán!”, respondió la multitud fervorosa e hipnotizada...
El País: Estamos siendo testigos de un crimen contra la humanidad