«Las últimas obras exhiben la notable habilidad de Saarinen en la construcción de arquitectura experimental e innovadora para las corporaciones e instituciones norteamericanas. Llegó a ser un arquitecto verdaderamente poderoso, que supo dar forma a las ideas y valores de su sociedad. Su carrera representa la evolución de una segunda generación de arquitectos que sintetizó un amplio abanico de corrientes. Saarinen tuvo la fortuna de distanciarse críticamente de los manifiestos ideológicos y formales de la primera modernidad, de mantenerse fiel a las tradiciones de su padre Eliel y de confiar en la capacidad de liberación física y psicológica de la tecnología. La producción tardía de Saarinen encarna la impetuosa osadía de la modernidad americana en sus grandes gestos e inquebrantable optimismo, la combinación de una técnica cada vez más desarrollada con una expresión abstracta y emotiva.»

P. Papademetriou, ‘Saarinen y la modernidad americana’, Perspecta 21 (1984)[+]