El espíritu del lugar
«Hay, debajo de casi toda la obra de Asplund, una dualidad que inicialmente nació del emparejamiento de lo medieval y lo clásico, pero que pronto evolucionó hacia síntesis más amplias, con notas simbólicas. De este modo, el emparejamiento de lo orgánico con lo geométrico, del cilindro con el cuadrado, de lo egipcio con lo clásico vino a simbolizar dualidades más cósmicas como hombre-naturaleza, razón-espíritu, masculino-femenino y, finalmente, vida-muerte. El fascinante talento de Asplund para combinar las esencias formales y psicológicas de distintas arquitecturas le capacitó no sólo para evocar estas dualidades, sino también para dar a sus edificios un amplio alcance emocional. Pareja a este fenómeno estaba su capacidad para concebir su arquitectura en términos de analogía con el hombre, la naturaleza y los procesos naturales. (...) De este modo, Asplund parece definir una tradición moderna alternativa, una tradición con raíces tanto en el pasado como en la psique moderna, con su compleja gama de necesidades emocionales.»
Stuart Wrede, La arquitectura de Erik Gunnar Asplund, 1980.[+]