Situado junto a la carretera que une Castellón y Benicasim, la nueva sede del grupo Azahar —que compagina los servicios de jardinería, reciclaje y consultoría con el patrocinio del arte y la cooperación— debía ser reflejo del compromiso medioambiental y artístico de la compañía castellonense. Desarrollado por el estudio barcelonés de Carlos Ferrater (OAB), el proyecto contempla tres actuaciones: los invernaderos cubiertos y las plantaciones exteriores de vivero, un edificio de servicios complementario y la sede del grupo. Este último se estructura en dos alas unidas por un cuerpo central en torno a dos patios abiertos: uno funciona como recepción; el posterior está ajardinado y es de uso privado. En estrecha relación con el paisaje, la geometría de las cubiertas se recorta sobre el telón de fondo de las montañas circundantes.