La Fundación Mapfre en la Sala Recoletos de Madrid muestra, hasta el 29 de agosto, una retrospectiva del fotógrafo británico, autor de una inquietante obra marcada por el surrealismo.
Un halo de misterio y belleza envuelve la fotografía de Bill Brandt (Hamburgo, 1904-Londres, 1983) con sus sombras opacas, sus calles iluminadas solo por la luna, sus desnudos que convertían los cuerpos, distorsionados, en esculturas abstractas... A ello añadía su labor en el cuarto oscuro, sin remilgos a la hora del retoque en el negativo hasta lograr lo que quería. Ese gusto por lo nebuloso lo llevó a su propia vida. Era un alemán de familia acaudalada que, cuando llegó a Inglaterra, a principios de los años treinta, con el nazismo en su país, se proclamó tan inglés como los flemáticos habitantes de mansiones victorianas, o las carreras de Ascot, motivos ambos que fotografió. En realidad, se llamaba Hermann Wilhelm Brandt...
El País: Bill Brandt, en el límite entre la belleza y lo siniestro