Cuando LVMH, el gran conglomerado de firmas de lujo, se hizo por fin con Tiffany & Co. el pasado octubre (tras más de un año de litigios y el desembolso de 13.500 millones de euros), comenzó el cambio de imagen de una de las enseñas joyeras más icónicas y rentables del mundo.
Es la primera vez que Beyoncé y Jay-Z protagonizan juntos una campaña y, aunque se desconoce cuánto ha desembolsado LVMH para lograrlo, se trata de un poderoso ejercicio publicitario que durará un año entero y que incluye un cortometraje dirigido por Emmanuel Adjei, que ya se encargó de los vídeos del último álbum de la artista, Black is King, y una sesión fotografiada por Mason Poole que podrá verse en los principales enclaves de Tokio, París, Londres y, por supuesto en Times Square, en Nueva York.
Esta demostración de poder mediático va unida a la renovación paulatina de algunas de las tiendas más relevantes de la marca para que su aspecto sea coherente con esta nueva imagen. Se sabe, por ejemplo, que Peter Marino, quizá el arquitecto más emblemático en el retail de lujo, se encargará de reformar la emblemática sede de la Quinta Avenida neoyorquina durante el próximo año...