El presidente francés destaca que no se trata de "renacionalizar el arte" sino de "hacer universal el Patrimonio" y entrega a su país de origen las esculturas del Tesoro de Abomey que estarán expuestas en París antes de ser devueltas.
Emmanuel Macron prometió restituir el patrimonio africano robado durante la colonización. Lo está haciendo. Y quiere que se sepa. Por eso ha organizado una ceremonia de restitución a Benín del tesoro del reino de Abomey, la primera de este calado en Europa. Veintiséis piezas que se exponen por última vez en el Museo del Quai Branly de la capital francesa.
Entre ellas hay tres estatuas, mitad hombre, mitad animal que representan a los tres últimos monarcas. El rey tiburón vuelve a su tierra. Béhanzin eligió ese animal como protección ante los franceses. Los tiburones (y las olas gigantes) efectivamente protegían la barra de Cotonou, dificultando el atraque de los navíos europeos. Pero el mito no pudo parar a los fusiles Lebel...
Para conocer esta historia hay que remontar el túnel del tiempo. Estamos en 1885. Los estados europeos, España entre ellos, se reparten África en la Conferencia de Berlín. Francia se queda entre otros territorios, con una estrecha franja de tierra ente el Togo alemán y la Nigeria británica. En los mapas estos países se bañan en el Golfo de Guinea, en la época llamada la Costa de los esclavos.
El Reino de Danhomè o Dahomey tiene su origen hacia 1600. Centralizado y con un ejército potente formado por hombres y mujeres (que los franceses llamaron amazonas) conquista el vecino reino de Ouidah en 1727. La cronología de la muestra habla piadosamente del "comienzo del comercio con los occidentales". Pero en el libro "Imágenes de Dahomey", a la venta en la librería del museo, se explica que "desde entonces, Dahomey se convirtió en el principal proveedor de esclavos"...
El Mundo: Macron devuelve a Benín el tesoro real robado durante la conquista colonial