Renzo Piano cambió el curso de la arquitectura con el Centro Pompidou, pero no se cree una estrella. Se declara humanista y europeo y, a sus 81 años, no piensa en la jubilación.
Estamos en el Marais, el barrio fino e ilustrado de París. En la calle, una discreta placa dorada: Renzo Piano Building Workshop. Un patio, luminoso, con filas de mesas apretadas y una lámpara Ptolomeo por persona. La prensa del día saluda al visitante que accede luego a una sala repleta de libros de arquitectura y de revistas especializadas...