Atmósferas líricas

Juhani Pallasmaa 
31/08/2014


Kengo Kuma es crítico con la idea de abstracción: «El mundo está siendo reprimido por el pensamiento abstracto. ¿Cómo escapar?», se pregunta. Considera que luchar contra ella es una de sus batallas personales. Kuma entiende la abstracción como una idea preconcebida y superficial, como una racionalización especulativa y una obsesión estilística reductiva. Sin embargo, y en contra de esta visión negativa, los procesos alternos de distanciamiento intelectual y corporeización, de separación y fusión, de pensamiento y emoción, son fundamentales para la acción y el pensamiento creativos. En el proceso de creación estos enfoques no son fundamentalmente verbales y conceptuales, sino sensuales y corporales.

La abstracción generalmente se entiende como un proceso de reducción, pero la abstracción artística, emotiva y dotada de significado, capaz de desprender una sensación de vida, surge en realidad de un proceso opuesto de condensación, de síntesis. Para ser más precisos, la verdadera abstracción implica un proceso doble y simultáneo: la síntesis de significados existenciales y su reducción formal. La simplicidad artística alcanza su esencia y pregnancia característicos a través de una compresión, de una síntesis extrema. Constantin Brancusi, el maestro de la abstracción poética, escribe con agudeza: «La simplicidad no es un fin del arte, pero uno llega a la simplicidad a pesar de uno mismo, al acercarse a la esencia real de las cosas (...) La simplicidad está en el fondo de la complejidad y uno debe alimentarse de su esencia para entender su significado».

La abstracción se suele considerar como algo exacto de manera exclusiva, y ‘puro’. Pero la abstracción evocadora y poética es, en esencia, siempre inclusiva, vaga y múltiple. Kuma valora la indeterminación y la ambiguedad: «Quiero crear una condición que sea tan vaga y ambigua como las partículas que se desplazan a la deriva». Al contrario que los procesos lógicos y racionales, la síntesis artística permite la existencia simultánea de ingredientes contradictorios que brindan a la abstracción artística su poder de atracción, su riqueza mágica y existencial. La síntesis artística combina los opuestos, los fusiona. Aalto lo señala bien: «Es necesario alcanzar la disolución simultánea de los opuestos (...) Esta armonía no se consigue con otros medios que con los del arte».

Las obras artísticas y arquitectónicas dotadas de significado constituyen mundos únicos, autónomos, sin dejar de ser expresiones del mundo real vivido y experimentado. Como sugiere Merleau-Ponty, «no venimos a ver la obra, sino el mundo a través de la obra». A pesar de su aparente simplicidad, las obras de arte son siempre narraciones épicas. De igual modo, cada edificio con sentido tiene que ver con la dialéctica interna entre el arte y la arquitectura, su historia y sus tradiciones, la funcionalidad y la poética, el presente y el futuro. Los obras más profundas son espejos que reflejan sus contextos culturales y temporales. Sin embargo, en la arquitectura actual, con su consumismo obsesivo y su seducción visual, nuestra atención se centra en la obra en cuanto objeto aislado dotado de valor estético. Uno de los muchos aspectos paradójicos del mundo poético es que las obras verdaderamente novedosas siempre revigorizan a la tradición, buscan conexiones con otras obras, y las más radicales de ellas acaban por reforzar la lectura de la historia. Nos hacen ver la historia del arte y la arquitectura bajo una nueva luz; amplían y profundizan el significado de las obras anteriores...[+]


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