El presente libro es el catálogo de la exposición de la obra de Aitor Ortiz que se hizo en 2011 en el Guggenheim de Bilbao, y que al año siguiente viajó al Museo Sueco de Fotografía en Estocolmo. Para que se entienda bien, creo que es importante no perder de vista este su carácter de ‘librotándem’, y por eso, si no se ha visitado la exposición o no se conoce al menos alguna de las piezas de Ortiz, aconsejo empezar a hojearlo por el final, e ir al índice de obras. Allí, en seis páginas, están las sesenta y una piezas, y todo adquiere sentido. Voy a permitirme recomendar a quien le interese seguir mi razonamiento que busque las piezas concretas que a continuación citaré en la página que Ortiz tiene en la Red.
Dando por supuesta su contenido de verdad, su artisticidad, me centraré en torno a cómo este libro da cuenta de ambas, de la obra y de su calidad. Ortiz clasifica su trabajo en seis grupos, que titula así: ‘Destructuras’ (1995-2010), ‘Modular Mod’ (2002), ‘Millau’ (2008), ‘Espacio latente‘ (2006-2008), ‘Muros de luz’ (2005-2008) y ‘Amorfosis’ (2007- 2010). Se muestran además varias instalaciones mediante fotografías de las mismas, entre ellas la impresionante Y expuesta en el Guggenheim de Bilbao en 2007, o Amorfosis 010 —Museo Patio Herreriano 2009—.
Ortiz emplea la fotografía de tres maneras diferentes. En primer lugar es la materia prima de sus piezas, y en este sentido su comportamiento es como el de cualquier fotógrafo. En segundo lugar la usa como si estuviese reproduciendo esas mismas piezas, en vistas tanto de detalle como del total. Y en tercer lugar utiliza la fotografía para enseñar cómo se muestran las piezas ‘in situ’. Mientras que la primera manera está al servicio de las piezas, de la obra en sí, la segunda y tercera están al servicio de su difusión, y por ello se relacionan directamente con la fotomecánica, con la imprenta, y con la Red.
En el libro se distingue fácilmente entre la vista de la pieza entera y la vista de detalle gracias a la presencia o ausencia de márgenes. El fragmento va a sangre, la totalidad va rodeada de blanco. Con ello, Ortiz intenta solucionar —duplicando la información, usando la redundancia— el problema de la evidente incapacidad del soporte libro para dar cuenta de la materialidad y los matices de su obra.