‘Arquitectura: lo común’, primera jornada
Con las intervenciones de Carlos Solchaga, presidente de la Fundación Arquitectura y Sociedad, Enrique Maya, alcalde de Pamplona, y Pilar Martínez, directora general de Arquitectura, Vivienda y Suelo, ha dado comienzo el Congreso Internacional ‘Arquitectura: lo común’, que se celebra en la capital navarra hasta el día 22 de junio. Luis Fernández-Galiano, director del congreso, ha introducido la jornada con una ponencia en la que, incidiendo en los rasgos compartidos entre el actual congreso y el celebrado bajo el título ‘Más por menos’ en el mismo escenario del Baluarte pamplonés hace dos años, ha destacado las dos dimensiones, pública y cotidiana, de ‘lo común’, haciendo hincapié en la ciudad densa como modelo sostenible y cívico de crecimiento, y en el compromiso social del arquitecto con la creación de los espacios públicos. El reto de construir, con medios sostenibles, un alojamiento digno para los 7.000 millones de habitantes que pueblan la tierra, ha sido el tema de fondo de la ponencia presentada por Anna Heringer, en la que ha dado cuenta de ‘lo común’ desde la perspectiva del compromiso con los países en desarrollo. El recurso a técnicas locales, la implicación de las comunidades tanto en la construcción como en la gestión de los edificios, y el énfasis en las cualidades perceptivas y culturales de los materiales arquitectónicos, han sido varios de los conceptos claves de una presentación en la que la arquitecta alemana (Rosenheim, 1977) ha repasado sus proyectos en Bangladesh, que la hicieron acreedora del Premio Aga Khan en 2007. Lo común, concebido como un ámbito donde concurren el espacio público, las infraestructuras y la técnica ha sido el tema de la ponencia presentada por Norman Foster. Después de desgranar las diferentes acepciones que hacen del espacio público un concepto tan complejo como relevante, de apostar por el modelo de ciudad densa, y de incidir en la necesidad de que los profesionales dejen de concebir la arquitectura como un arte de construir edificios aislados, el Pritzker británico ha repasado su trayectoria de los últimos treinta años —desde el Banco de Hong Kong hasta Masdar City—, poniendo de manifiesto que cuestiones como el análisis de la forma urbana, los principios sostenibles de la arquitectura tradicional, los valores simbólicos de la arquitectura y el compromiso con el medioambiente pueden ser parámetros para pensar la ciudad del futuro. La última ponencia de la jornada corrió a cargo del paraguayo Solano Benítez, para quien lo común, considerado en el contexto de los retos que supone el crecimiento demográfico, debe considerarse como una oportunidad para desarrollar la creatividad arquitectónica, recurriendo a técnicas y materiales locales, y a una sensibilidad respetuosa con aquello que todos los hombres antaño compartían, y hoy corren el riesgo de perder: la naturaleza. Las conclusiones derivadas de las anteriores ponencias han servido a Peter Buchanan —moderador de la conversación con el que se ha dado término a la jornada— para suscitar un debate acerca del papel estético o ético de los materiales. Mientras que para Heringer la experimentación con los materiales locales tiene menos que ver con su sesgo poético que con su capacidad para dar respuesta a las necesidades físicas y emocionales de las comunidades humanas, para Solano Benítez modelar la materia implica una determinada manera de gastar energía y, por tanto, de responsabilizarse con el futuro del planeta. vídeo resumen fotos: Montse Zamorano