El llamamiento a una ‘arquitectura científica’ del húngaro Yona Friedman despertó la imaginación de los arquitectos jóvenes radicales de finales de los años sesenta y principios de los setenta, en un momento en que se anunciaban los primeros síntomas de la arbitrariedad formalista que habría de dominar definitivamente el escenario como resultado de la alegre fiebre posmoderna. El adjetivo ‘científico’ parecía sugerir la posibilidad de un método objetivo de crear arquitectura soslayando los placeres y tormentos de la ‘intuición creadora’. La ville spatiale —concebida por Friedman como resultado de sus reflexiones sobre la ‘arquitectura móvil’, una estructura triangulada tridimensional que se había de extender por todo el planeta— acabaría convirtiéndose en un icono de la imaginería vanguardista arquitectónica del momento, junto con las walking y las plug-in cities de Archigram, los artefactos metabolistas o la New Babylon de Constant. Hoy en día resulta fácil tachar de pretenciosos estos arrebatos visionarios, pero lo cierto es que la batería de temas alrededor de algunas de estas reflexiones, atravesada por un sincero afán de transformación social, aparecen de nuevo de plena actualidad. Por ello esta colección heterogénea de escritos, collages y deliciosas ‘aucas’, recopilados por un ya octogenario Friedman, en lo que él mismo considera un ‘nolibro’, consigue mantener al margen la inevitable melancolía ante todo balance del pasado.
