«Piano escucha a todo el mundo. Aunque esta estrategia acústica pueda parecer un ideal extraño dentro de la arquitectura, se trata en realidad de la aportación más importante que Piano puede enseñar: el buen diseño surge de saber escuchar. Si el emblema del arquitecto renacentista Leon Battista Alberti era el ojo alado, en el caso de Renzo Piano, cuyos intereses son casi igual de amplios, un símbolo similar podría ser la oreja alada. Su imaginación no comienza a volar a la vista de las cosas, sino a partir de la discusión sobre ellas. (...) El hecho de que Piano haya bautizado su estudio —del que han surgido algunos de los edificios más significativos de la época— con el modesto nombre de ‘taller de construcción’ suena tan idealista como la elección por parte de Walter Gropius del nombre de Bauhaus para su escuela de arquitectura, y sugiere un similar énfasis antiacadémico en la artesanía y en la construcción como fundamentos del producto arquitectónico.»

Richard Ingersoll, ‘La oreja alada’, Arquitectura Viva 59 (1998).[+]