En las últimas décadas del siglo pasado, las diferentes administraciones de la Justicia de España no fueron conscientes del colapso judicial que se estaba gestando como consecuencia del crecimiento exponencial de los procesos derivados de la nueva situación política y del traspaso de competencias a las diferentes autonomías. La tendencia natural a resolver los problemas del día a día, sin un proyecto estructurador, llevó a los diferentes organismos a solventar las deficiencias espaciales adquiriendo inmuebles poco funcionales y mal equipados, con la consecuente multiplicación y dispersión de las sedes judiciales. Conscientes de la necesidad de acabar con esta situación ineficaz, las administraciones han iniciado en los últimos años un proceso de renovación, agrupación y modernización de las sedes judiciales en unas grandes infraestructuras de diferente forma y tamaño: las ciudades de la Justicia... [+]