El 20 de febrero de 1909, el poeta Tommaso Filippo Marinetti (1876-1944) publicó en el periódico parisino Le Figaro la primera de las muchas proclamas con las que los futuristas intentarán adoctrinar a una sociedad sumergida, según ellos, en la modorra cultural y artística. Aunque tenía el formato de una columna periodística, bajo el poco pretencioso título de Le Futurisme se lanzaba una soflama con la aspiración de convertirla en documento fundacional de lo que habría de ser una vanguardia, la primera según algunos críticos. El texto, con peligroso contenido ideológico, relacionaba proposiciones filosóficas, políticas y artísticas en una miscelánea provocadora. Su tono beligerante no invitaba a suponer que ciertas afirmaciones fueran metafóricas.
De todo lo escrito en ese manifiesto se ha destacado especialmente una frase que decía literalmente: «un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia». Ésta ha resultado ser la frase fetiche, una verdadera máxima estética del nuevo ideario. Bien es cierto que contenía otras declaraciones más inquietantes, como las reunidas en el punto noveno, donde se glorificaba la guerra, la violencia destructora y el desprecio a la mujer, recurriendo al patriotismo y al anarquismo como muletas retóricas. Cabe suponer que sólo un anarquismo-chic, para consumo de diletantes y artistas, puede conciliarse con el patriotismo y la idea de una Italia fuerte... [+]