¿Lo desacogedor? Éste es el neologismo inventado para etiquetar la segunda edición de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Sevilla, cuyo director artístico, el nigeriano Okwui Enwezor, no desea que pensemos en una reactualización del famoso Unheimlich freudiano (‘lo siniestro’, según algunos, aunque esa traducción también es discutible), pues se ha mostrado más interesado en las implicaciones políticas del arte que en las meramente psicológicas. [Lo desacogedor. Escenas fantasmas en la sociedad global. Del 26 de octubre de 2006 al 8 de enero de 2007. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y Reales Atarazanas]. No quiero adentrarme mucho en las cuestiones terminológicas, pues sólo pretendo sugerir que el término que le cuadraría más a esta bienal, después de los primeros días inaugurales (con muchas piezas a medio instalar, sin cartelas, con un pésimo servicio informativo, en una Sevilla insólitamente embarrada por lluvias torrenciales que han puesto en evidencia la escasa calidad de las techumbres de las Atarazanas), sería otro ya existente en nuestro idioma: lo desabrido. En efecto, nada de complacencias de ninguna clase. Si os sentisteis maravillados en vuestra visita a la primera BIACS, hace dos años, ahora os haremos experimentar la amargura del desencanto; si os pareció buena su organización, y eficiente aquel servicio de prensa, ahí va el zurriagazo de la improvisación y de la incuria; y si os gustó el modo como el arte hablaba de las cosas que a todos nos importan, aquí tenéis, por el contrario, una buena dosis de ese aceite de ricino que confunde la poesía con la desgracia y hace de los buenos propósitos un supositorio de dudosa eficacia terapéutica... [+]