Situada en Yokohama —la segunda ciudad el país y su mayor puerto comercial—, la casa proyectada por el estudio nipón On design (Osamu Nishida y Erika Nakagawa), plantea una singular utopía: incorporar la calle a la vivienda como si de un espacio común más se tratase.
El edificio consta de una geometría muy sencilla: un paralelepípedo apoyado en cuatro grandes patas o machones que se posan sobre el suelo. El cuerpo superior alberga cuatro habitaciones o ‘cabañas’ incomunicadas entre sí (en las que se dispone una zona de dormir, un aseo y una pequeña cocina), a las que se accede mediante cuatro escaleras metálicas independientes, adosadas a cada una de las patas estructurales, que conectan estos ámbitos directamente con la planta baja.
Las zonas estanciales se sitúan en la planta baja, en un ámbito semipúblico que se desborda hasta la calle. Concebida como un espacio compartido por los usuarios de los cuatro apartamentos superiores, la planta baja se define por la huella de las cuatro patas del edificio y por el espacio que queda comprendido entre ellas. Así, mientras que los cuatro machones albergan en su interior parte del programa de la casa (zona de lavado y almacenamiento, un aseo común), el espacio abierto se concibe como una superficie colonizada por la coreografía variable de los diferentes usos que pueden darse en ella, desde una cocina compartida y movible hasta una singular zona de estar expuesta a la calle, usos que, en cualquier caso (y en esto consiste la parte más interesante de la utopía contenida en la casa), deben ser negociados día a día por sus habitantes.