«Es Gaudí un monstruo de cien cabezas al que no puede caracterizarse con un adjetivo o una definición. A través de su obra encontramos en él al artista delicado o brutal, exquisito en su gusto o deplorable, al escultor en piedra y hierro, al arquitecto urbanista, al místico y visionario, al calculista empírico, al arquitecto arqueólogo, goticista, mudéjar, romántico, impresionista y aun ecléctico, al revolucionador de la plástica, al obrero manual anónimo y elemental, al representante del modernismo o del expresionismo, al constructor audaz, al ceramista, al herrero... Gaudí es todo esto y muchas otras cosas más que quizá nunca lleguen a ponerse en claro. Es una personalidad fuera de serie que no se puede juzgar con la vara de medir lo cotidiano. Una fuerza semejante a la del río salido de madre que anula cualquier intento de analizar objetivamente su figura y dificulta que se le someta a un estudio frío y sistemático.» 

Carlos Flores, Arquitectura española contemporánea, 1961[+]