Phaidon, una de las más poderosas editoriales de arquitectura, vuelve a lanzar por tercera vez al mercado un libro enorme en tamaño, peso y contenido, en el que se da buena cuenta de lo que pasa hoy día en nuestra disciplina. Cien arquitectos introducidos por diez críticos, que sugieren que son esos cien los que están construyendo el futuro de la arquitectura.

Luis Fernández-Galiano, arquitecto y catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid, oficia como uno de los diez críticos —el único español—, que eligen a diez de los cien arquitectos que allí aparecen. Y argumenta sus vaticinios en un provocativo texto sobre El Escorial.

Sobre un precioso grabado de Pedro Perret nos propone cómo las contradicciones y dualidades que tiene la mole escurialense, son las mismas contradicciones y dualidades de los jóvenes arquitectos incluidos en este libro. El análisis de la utilitas y la firmitas y la venustas que puntualmente se cumplen en el conjunto de Juan de Herrera y Juan Bautista de Toledo sirve en su artículo para hablar de las coordenadas en las que encuadrar el trabajo de los arquitectos contenidos en este libro.

Con acierto, Fernández-Galiano califica la arquitectura de El Escorial como ‘desornamentada’. Como un eco del miesiano ‘Less is more’ o, mejor todavía, del ‘More with less’. Y termina su provocativo texto imaginando El Escorial como un peso pesado que remonta su vuelo como una mariposa en los cielos de la arquitectura. De igual manera que estos cien arquitectos levantan aquí el vuelo de sus poderosas utopías construidas.

En un reciente concurso para una plaza de docente, intentaba hacer entender a los arquitectos candidatos cuán conveniente era que, además de un discurso brillante, tuvieran una obra sólida capaz de hacer creíbles los postulados que sostenían.

Para ello, les dije que si eran capaces de hacer brotar la sal de la arena de la playa que ellos labraban, yo sería el primero en aplaudir, aludiendo a la bella historia de Ulises quien, para no ir a la guerra, fingió locura. Y para ello, tras uncir a un arado un burro y un buey, araba la arena de la playa y sembraba sal. Pero todo terminó cuando Palamedes colocó astutamente a Telémaco, el hijo pequeño de Ulises, delante del arado. Entonces, lógicamente, Ulises detuvo el arado, descubriéndose así su engaño. Y tuvo que ir a la guerra. Terminé esta historia recomendando al candidato que fuera a la guerra. Pues todos estos arquitectos jóvenes que aparecen en este libro están en la guerra. En esa especie de Guerra Santa que es el tratar de construir, poniendo su vida en ello, un mundo nuevo.

Hace poco leía una reseña del Atlas Phaidon de arquitectura mundial del siglo xxi donde, como no podía ser menos, había un nutrido grupo de arquitectos españoles. Y en dicha reseña, larga, no se mencionaba a ninguno de ellos. Como si de un libro de sólo extranjeros se tratara.

En este 10x10_3 aparecen, de la mano de Luis Fernández-Galiano, varios equipos españoles: Eduardo Arroyo, Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, y Belinda Tato con José Luis Vallejo. Otros críticos introducen a José Selgas y Lucía Cano, Antón García-Abril, Francisco Mangado y Guillermo Vázquez Consuegra. Este buen grupo de arquitectos, jóvenes y menos jóvenes, dan buena cuenta de la estupenda arquitectura que se está haciendo hoy en día en nuestro país, permitiendo que goce de un sólido prestigio.

Y aunque se publican muchos tipos de obras, parece que en 10x10_3 se cumpliera puntualmente aquello de que ‘un arquitecto es una casa’. Tantas y tan buenas casas hay. Desde la Wall House de Frohn y Rojas, que crea su propio paisaje de luz con los toldos, hasta la House SH de Hiroshi Nakamura y NAP Architects, bellísima con sólo luz de lo alto. Desde la House for a Fish Breeder de Gurjit Singh Matharoo, con su poderoso trazo en hormigón, hasta la Pite House de Smiljan Radic, como un ojo bajo la plataforma. Desde la cúbica Poli House de Pezo y Von Ellrichshausen hasta la sorprendente Silicon House de Selgas y Cano. Muchas y muy buenas casas.

Contada la historia de Ulises, yo diría que estos arquitectos sí que han conseguido que crezca la sal que sembraron en la arena de la playa. Y además han ido a la guerra, están en ella. A esa especie de cruzada que es el intentar hacer la mejor arquitectura.

Si hay algo en común entre estos más de cien arquitectos es la capacidad de materializar sus ideas. Y para ello, como no podía ser menos, usan la razón como principal instrumento. Como lo hicieran los arquitectos de El Escorial.

Goya, a través de una pintura memorable, bien que nos recuerda que ‘el sueño de la razón produce monstruos’. Pues estos arquitectos, sin dejar de soñar, pero con la razón bien despierta, están poniendo en pie obras capaces de permanecer en la memoria de los hombres. Y sin dejar de construir, tras pensar muy a fondo lo que hacen, siguen soñando, intentando darle la vuelta al mundo.

N.B. Les recomiendo vivamente que compren este 10x10_3. Tras analizarlo y disfrutarlo, escriban sus comentarios y guárdenlos en el mismo libro, y vuelvan a revisarlo dentro de diez años. Se llevarán una sorpresa.