Antonio Miró, compañero inseparable de Fernando Higueras, ha muerto en Madrid, su ciudad natal, a los 80 años de edad. Estudió Arquitectura en la capital, titulándose en 1958 y formando parte de una generación influida por la obra de arquitectos como Wright, Saarinen, Utzon o Nervi, a la que pertenecieron también figuras como Juan Daniel Fullaondo —principal difusor de su obra— y el hoy académico Antonio Fernández Alba, con quienes compartió su vocación por recuperar para la arquitectura el pasado histórico, insistiendo asimismo en la búsqueda de nuevas formas asociadas al desarrollo de las técnicas y materiales contemporáneos. Esta orientación organicista y ecléctica alcanzó su expresión más fecunda en su colaboración con Higueras —fallecido en 2008—, con quien empezó a trabajar a partir de 1963, después de haber realizado algunos proyectos en solitario o asociado a otros arquitectos. Entre sus principales obras, realizadas junto a Higueras durante los 1960 y 1970, destaca el Centro de Restauraciones Artísticas en la Ciudad Universitaria (1964) —la célebre ‘corona de espinas’—, las viviendas para militares en la calle Alberto Aguilera, ambas en Madrid, o el concurso para el Palacio de Congresos de Montecarlo. Menguada su actividad profesional a finales de los 1970, Antonio Miró se volcó en la docencia en la escuela de Madrid, donde siempre se le consideró un maestro cercano y ejemplar.