Convertidos ahora es una nostálgica excepción, los hutong fueron hace años la norma en los barrios céntricos de Pekín. Formados por callejones estrechos, casitas bajas organizadas en torno a un patio y aseos comunitarios, los hutongs se degradaron de tal manera que, con ocasión de los Juegos de 2008, las autoridades decidieron demoler buena parte de ellos para sustituirlos por viviendas tan higiénicas como convencionales. Desde entonces, se comenzó a prestar atención a los hutongs restantes, considerados casi como emblemas del pasado chino, con lo que han surgido algunos interesantes proyectos de rehabilitación.

Entre ellos figura esta tetería en el Distrito Este, construida sobre una preexistencia formada por algunas casas muy valiosas de la dinastía Qing —aunque en un estado lamentable de conservación— y varios galpones de chapa. La intervención consistió en eliminar los galpones y restaurar la vieja estructura de madera, los muros de ladrillo y los tejados tradicionales mediante intervenciones de limpieza y sustitución de elementos constructivos muy limitadas en su alcance. Sobre esta trama de historia, se introdujeron algunos ingredientes contemporáneos: una galería a caballo entre el interior y el exterior; paños vidriados curvos que dejan pasar abundante luz, y exquisitas celosías de bambú. El resultado es un sutil edificio construido con dos tiempos.