Qianmen este, una céntrica área de Pekín junto a hitos urbanos como la plaza de Tiananmén, contaba en el pasado con numerosos ejemplos de siheyuan tradicionales —grandes casas patio ocupadas históricamente por una familia prominente—, pero a raíz del enorme crecimiento demográfico experimentado en las metrópolis asiáticas los edificios de este tipo fueron divididos entre diferentes residentes y acabaron convirtiéndose en entornos degradados y caóticos. El proyecto, que transforma una de estas construcciones en una oficina y una cafetería, es el primero de una iniciativa mayor para regenerar la zona mediante un nuevo tipo de viviendas bajas que, combinadas con otros usos, contribuyen a crear un sentimiento de comunidad.

Para conectar el patio con la calle, el grueso perímetro de ladrillo se abre con amplios tramos de muro cortina. Sobre ambos elementos se superpone una malla ligera formada por dos tipos de piezas de aluminio ensambladas que remiten formalmente al patrón huagechuang, característico de muchas de las celosías empleadas en las antiguas edificaciones chinas. Esta envolvente genera una atmósfera interior luminosa y de transparencias controladas, enmarcada dentro de la estructura de madera original, que es restaurada minuciosamente por carpinteros locales.