El de Dompcrevin, de más de 5.000 hectáreas de superficie, es uno de los bosques más frondosos y bellos del departamento del Mosa, situado en la región francesa de Lorena. Desde hace ya más de treinta años, este singular enclave natural (que cuenta con más de 45 kilómetros de sendas peatonales) se ha convertido en el escenario de la actividad desinteresada de voluntarios que, asociados con el nombre de Le Vent des Forêts, han convertido su devoción por la naturaleza también en un motivo de experimentación artística.

Con esta vocación de explorar y abrir los senderos del bosque a otros aficionados y amantes de la naturaleza, Le Vent des Forêts encargó en 2010 la construcción de cuatro pequeñas piezas sostenibles, de montaje sencillo y de fácil traslado, concebidas para funcionar como refugios pero también como instalaciones artísticas, y que habrían de ocupar diferentes emplazamientos en el corazón del bosque de Dompcrevin, ‘dialogando’ con él.

El conjunto de los módulos, bautizado como Maisons sylvestres (casas silvestres), está formado por cuatro tipos diferentes que, según sea la forma natural en la que se inspiran, reciben expresivos nombres, como Crisálida, Champiñón, Nido o Corzo. Concebidos como prolongaciones de la naturaleza, estos módulos son como espacios embrionarios mínimos que, camuflados tras las sombras profundas producidas por la vegetación, pueden ocupar sucesivamente diferentes posiciones, sin alterar el suelo donde se apoyan.

Por lo demás, la construcción de estas ‘casas silvestres’ parte de materiales respetuosos con el medioambiente y sistemas constructivos convencionales. Una estructura de tubos de acero galvanizado de pequeña escuadría forma el contorno específico de cada módulo, y se reviste con una catálogo reducido de materiales, entre los que predomina la madera de acacia y la de pino Douglas. Con una capacidad máxima de cuatro personas, las piezas se dotan con instalaciones mínimas, con el objeto de reducir al máximo su impacto ambiental.