Ubicado en la proximidad del Convento de San Esteban, el nuevo edificio aloja la Sede del Colegio Oficial de Arquitectos de León y la Fundación Cultural del COAL, y desde su posición se percibe la catedral, que eleva imponente su cúpula y sus agujas. No sólo la presencia en la cercanía de numerosos referentes históricos del casco antiguo de Salamanca ha condicionado la estrategia de integración del proyecto, también lo ha hecho la irregular geometría de la parcela y la aparición, en ésta, de unos restos arqueológicos romanos y medievales que impusieron determinados cambios. 

Para responder a condicionantes tan diversos el edificio se adapta de varias maneras. En primer lugar, se eleva sólo dos plantas sobre rasante junto a la calle, y una tercera más retranqueada en el fondo de la parcela, con el fin de ajustarse a la escala del entorno y de facilitar las vistas de la catedral. Por otro lado, la elección de los materiales ha buscado conseguir ese tono dorado tan característico de Salamanca. Para ello el cerramiento a la calle hace uso de piezas de granito abujardado de grandes dimensiones, y en el interior se emplea extensamente un hormigón dorado en combinación con grandes superficies de madera y de acero cortén.

Por último, el descubrimiento de los restos arqueológicos obligó a la modificación del proyecto, y al planteamiento del área de entrada de la primera crujía del edificio como un puente sin apoyos intermedios, para así conservar y proteger el yacimiento, que se dispone en un espacio de doble altura abierto. Este espacio se separa de la calle y del patio de entrada con una reja de acero cortén y de la zona de paso por un vidrio, permitiendo de esta manera que los viandantes puedan contemplar los estratos de la historia de la ciudad.

El edificio se articula como una sucesión de crujías paralelas a la calle. Los gruesos muros de hormigón armado resuelven la estructura, las instalaciones y el equipamiento. Puesto que además de acoger la Sede para los arquitectos salmantinos y sus espacios administrativos, el edificio contiene la Fundación Cultural, se requería una planta baja diáfana para reuniones y exposiciones. Para conseguir esta diafanidad se ha resuelto la estructura de las plantas superiores con vigas pared de gran canto, eliminando los pilares intermedios en planta baja. Este gran espacio se divide en tres mediante un sistema de grandes paneles de madera que pueden recogerse en las ocasiones en que se necesite la mayor amplitud. En la tercera crujía se introducen, en las plantas primera y segunda, varios patios que iluminan y crean un juego de transparencias y reflejos entre los distintos espacios de oficina.