En la región de Haute Saône, los núcleos se suceden a lo largo de la carretera de acceso: los comercios y la mayor parte los equipamientos se sitúan junto a la vía. En Plancher-Bas, un pequeño núcleo al que se llega tras atravesar la villa de Ronchamp que acoge la capilla de Le Corbusier, se recibió el encargo de levantar un edificio que agrupara centro médico y farmacia, no sólo para los habitantes del núcleo, sino para todos los de la región.

La parcela, en un extremo del pueblo, se encuentra próxima a la carretera —junto a la que se ha dispuesto el preceptivo aparcamiento— y tiene una suave pendiente hacia el río. Las edificaciones vecinas son en general granjas antiguas, de gran tamaño y una cubierta a dos aguas impuesta por el planeamiento local. La volumetría del edificio y la interpretación de la norma que lleva a inclinar la cubierta en un ascenso del centro al borde diferencia el centro asistencial de los inmuebles aledaños.

La necesidad de ejecutar el edificio en seis meses llevó a situar las dos partes del programa, farmacia y consultorio, en sendos niveles, y a acometer cada uno de ellos con un material diferente: mientras se construía la farmacia en hormigón, se levantaba aparte la estructura de madera del centro médico. La pendiente de la parcela, que varía en dos metros de un extremo al otro, permite que los dos niveles tengan un acceso independiente a nivel del terreno.

La farmacia se materializa con muros de hormigón de 18 centímetros de grosor, que quedan vistos al exterior y al interior. Para disimular su estrecha sección, los paramentos se repliegan vertical y horizontalmente, de manera que prevalece la presencia del volumen —y su condición de basamento— frente a la del plano; el pavimento, también de hormigón, se ha pulido y posteriormente teñido con dos capas de tinta china para evitar eflorescencias.

El centro médico se desarrolló con la colaboración de un equipo de ingeniería de Lausana especializado en madera. Las viguetas de madera de pino, de 50 x 220 milímetros, se colocan de forma que dejan ver las vigas bajo ellas, construidas con piezas de madera yuxtapuestas de 120 ó 240 centímetros. Para evitar la deformación de las viguetas —y reducir la sección de éstas— se han interpuesto entre ellas pequeñas cuñas de madera. Una envolvente de listones de madera de alerce pasa indistintamente sobre los paños sólidos o los acristalados, con lo que se consigue cierta privacidad sobre el interior. Los huecos más visibles se abren en esta piel cerca del suelo, de manera que cuando los pacientes que están sentados —la mayor parte del tiempo— pueden percibir el paisaje... [+]