Conocida por los arqueólogos como la ‘Capilla Sixtina de la Prehistoria’ debido a su significado espiritual e histórico, las pinturas de Lascaux —de más de 17.000 años de antigüedad— se encuentran entre los mejores ejemplos de arte del período paleolítico. El centro de interpretación se asienta en la intersección de dos paisajes únicos, entre una ladera densamente arbolada y el valle agrícola de Vézère. Hacia el exterior el museo refleja los contornos de la geología de la piedra caliza y se revela como un fino corte en el paisaje, invitando a los visitantes a viajar a la prehistoria a través de cuevas, túneles y cámaras iluminadas por rayos de luz solar fragmentada. Para la museografía se colaboró con un equipo de arqueólogos con la premisa de desarrollar un museo y una experiencia educativa inmersiva. En combinación con la reproducción de las cuevas (gracias a técnicas de fundición y a un escaneo láser tridimensional) la tecnología de narración experiencial de última generación ofrece a los visitantes la oportunidad de descubrir las cuevas como si fueran el primer grupo de aventureros en tropezar con las pinturas rupestres. Mientras, en el interior, la geometría y la materialidad permiten comprender que se está en presencia de una reproducción, sin distraerse del poder de su impacto...[+][+]