Casa amarilla, Flims
Valerio Olgiati 

Casa amarilla, Flims

Valerio Olgiati 


A mil metros de altitud, en una localidad famosa por su estación de esquí, un palacete antiguo enfoscado de amarillo debía ser demolido. Rudolf Olgiati, un arquitecto local que había ido reuniendo objetos de artesanía popular donó su colección a condición de que el citado caserón fuera acondicionado como centro cultural. En una operación que tan sólo ha dejado en su sitio los muros perimetrales, el edificio ha prescindido del pórtico de entrada, las líneas de imposta, el pronunciado alero del tejado y el acabado exterior del que tomaba el nombre. El resultado es un cubo abstracto en cuya superficie las ventanas se recortan como huecos cuadrados que no dejan atisbar las carpinterías y en cuyo interior el espacio rota en torno a un grueso pilar excéntrico, que se inclina en la última planta para encontrarse con el vértice de la cubierta...
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