Para la nueva bodega Benjamin Rothschild & Vega Sicilia se propone una arquitectura del terroir, ajena a modas y estilismos contemporáneos, en la que la ubicación, el clima y el intenso carácter de la tierra y su vegetación, definen la forma y la construcción.
El proyecto saca partido de la topografía, proponiendo un sistema lineal descendente de acuerdo al proceso tradicional de producción del vino por gravedad, y se articula a partir de una sucesión de patios encadenados que siguen un eje diagonal.
El château, a una cota superior, alberga los usos privados y mantiene los elementos de la bodega: al modo de los claustros de los monasterios, se divide en estancias de igual tamaño en torno a un patio central que se recorre de manera circular.