La rioja alta cuenta con unas condiciones climáticas, geológicas y topográficas idóneas para la elaboración del vino. Si bien su producción viene de antiguo, la llegada del ferrocarril en el siglo XIX y el interés de los viticultores franceses por el excelente producto local fueron las claves que empujaron el desarrollo de la industria vitivinícola en la región.

Este proyecto se inspira en la bodega tradicional de la zona, cuya estructura organizativo-productiva es altamente eficaz y sostenible: en planta alta se dispone la vivienda, en planta baja la recepción de la uva y, encastrada en el terreno, la nave de fermentación.

La ubicación en la parcela aprovecha un salto de ocho metros en forma cóncava con orientación sureste para encastrar la bodega en el terreno, dejando el programa productivo soterrado y situando sobre rasante el programa social. Esta estrategia permite, en primer lugar, la producción por gravedad: el vertido de la uva se lleva a cabo en el nivel superior, procesándose de manera descendente; en segundo lugar, el aprovechamiento de la inercia térmica, al disponer bajo tierra los espacios de producción, crianza y almacenaje del vino; en tercer lugar, la integración en el entorno natural, a través de un edificio que conecta el paisaje de la cota superior con el de la cota inferior.

La bodega se articula en torno a dos grandes bloques programáticos, el productivo y el social. El primero, bajo rasante y estrictamente funcional, se organiza en tres paquetes (depósitos, barricas y jaulones) que forman un proceso lineal, y se adecuan al terreno en forma de naves rectangulares cuya posición y dimensión se optimiza para adaptarse a la geología, evitando la roca del subsuelo y equilibrando el movimiento de tierras. Las naves se resuelven mediante losas pretensadas, pilares y muros de contención prefabricados de gran altura, agilizando el proceso constructivo, eliminando la necesidad de encofrados temporales y mejorando la seguridad de la obra y el acabado. A su vez, la zona sur, de mayor complejidad geométrica, se solventa mediante estructura in situ y una gran losa postesada calculada como pieza única que hace las veces de parasol y cubierta.

Más que un simple contenedor genérico de un proceso industrial en el que la maquinaria de producción, independiente del entorno, expide un producto vendible, la bodega está concebida como una respuesta unitaria al lugar, al programa y al proceso productivo. Un edificio que se integra en el paisaje, enraizando en la profundidad de la tierra, participando de sus ciclos y resultando en un intercambiador respetuoso entre la naturaleza y el producto final, el vino.