Construido a base de levantar edificios aislados entre una vegetación profusa, el campus de Dorigny prolonga el parque lineal que acompaña la ribera del lago Leman al suroeste de Lausana. En este entorno arbolado, un pabellón se suma ahora a las instalaciones de la Facultad de Derecho para albergar la colección de textos legales que el juez Edouard Fleuret ha donado a la Universidad. Junto a la entrada a la facultad de leyes y frente al edificio de la biblioteca existente, el nuevo recinto de lectura se levanta como un cuerpo exento que participa en todos sus frentes del paisaje circundante. Un total de 28 puestos de trabajo —reservados para los estudiantes de doctorado— se reparten a lo largo de la fachada, reservando el centro del edificio para el depósito de libros, una sala de seminarios y servicios complementarios.

Con el fin de potenciar la relación entre el interior y el exterior, la fachada se mantiene libre de elementos estructurales. Una piel transparente se ciñe así alrededor del edificio, formada por paños de vidrio aislante de suelo a techo. Para reducir la incidencia solar sobre la envolvente, una fina malla de bronce se inserta en la cámara del vidrio doble, introduciendo un matiz dorado en la luz que inunda la sala de lectura. Un plano de bastidores forrados con el mismo tejido metálico, que se deslizan por la cara exterior del cerramiento, actúan como un segundo filtro. La superposición de las distintas capas de malla que forman la envolvente induce una serie de situaciones perceptivas cambiantes, velando las vistas con un efecto moaré. Para conseguir la sala de lectura como un espacio diáfano, las estanterías de libros se disponen a lo largo de dos muros paralelos al eje longitudinal del edificio que sustentan los forjados del suelo y el techo. Como vigas de gran canto, estos muros se apoyan en las dos pilas que recogen los pilotes de la cimentación, formando así un sistema estructural que remite a la idea de equilibrio —un equilibrio también inherente al concepto de justicia—.

Desde el emplazamiento y la forma, el proyecto de la biblioteca hace innecesario el uso de instalaciones de climatización. El pabellón alinea así su directriz principal con la brisa que se establece entre la tierra y el lago, aprovechando la diferencia de presión entre las fachadas este y oeste para forzar al interior la ventilación cruzada. Unos paneles motorizados —que se giran hasta colocarse en perpendicular a las fachadas— fuerzan aún más estas presiones diferenciales, garantizando la renovación total del aire y procurando el confort térmico...[+]


Cliente Client
Fondation E. Fleuret

Arquitectos Architects
Patrick Devanthéry, Inès Lamunière, Gabriel de Freudenreich 

Consultores Consultants 
Richardet (estructura structure); Chuard, Sorane (instalaciones mechanical engineering

Contratista Contractor
Losinger (hormigón concrete); Batimetal (fachada facade)

Fotos Photos
Fausto Plucchinotta