El tejado se inclina. El muro perimetral se curva. El espacio central se fragmenta. Con estas tres operaciones se resuelve un colorido bloque unifamiliar de una sola planta ubicado en una parcela suburbana en esquina que condiciona la alineación de cada fachada.

El volumen lo forman un semicírculo inclinado de color blanco, negro y azul, rematado con una chimenea triangular rosa, y una esbelta torre. El interior se organiza mediante una sucesión escalonada de prismas que encierran las estancias secundarias de la vivienda.