Más ágiles, a veces incluso frenéticas, por el más breve tiempo empleado en su concepción y materialización; más aventuradas por el menor riesgo constructivo que entrañan; y sobre todo más proclives a la novedad por su intrínseco carácter experimental, las escenografías —termino que aquí comprende decorados y exposiciones— siempre han sido un campo atractivo para los arquitectos, en el que pueden permitirse mayores licencias creativas o animarse a tantear alguna nueva orientación estilística.
Con un aire vanguardista, como corresponde a los noventa, la presente recopilación recoge montajes de disciplinas tradicionales, como la ópera (Joseph Svoboda para La Traviata de Verdi) o el teatro (Daniel Libeskind para El Arquitecto de D. Greig), junto a otros cuyo atractivo reside en el contexto donde se presentan (Zaha Hadid para la exposición ‘The Great Utopia’, y Frank Gehry para ‘The Art of the Motorcycle’, ambos en el Museo Guggenheim de Nueva York, o Toyo Ito para la instalación Dreams de la exposición ‘Visions of Japan’, en el londinense Victoria & Albert Museum). también algunas estrellas del pop y el rock se han apuntado a dar un toque de autor a sus conciertos: grupos como Pink Floyd, U2 y The Rolling Stones encargaron los montajes de sus giras ‘Bell’, ‘Popmart’ y ‘Bridges to Babylon’ a Mark Fisher, quien con la mezcla de luz, color, música y watios creo atmosferas proclives al hermanamiento y la catarsis colectiva, a los que se sumó el escenógrafo. Cabe preguntarse, en cada caso, si el fondo se conforma con serlo o intenta ser figura, si el arquitecto es solo un miembro de la orquesta o interpreta el papel solista.