La exposición ‘UNA VOZ / UNA IMAGEN’ surge del deseo de explorar distintos formatos para el análisis de las imágenes de nuestro tiempo, “como una doble dimensión entre la presencia y la representación” en palabras de la comisaria Maria Virginia Jaua.
El resultado se presenta en formato sonoro: trece locuciones, una por cada uno de los artistas invitados, quienes “reflexionan sobre imágenes que en ocasiones no son estrictamente las de su producción y que, sin embargo, las atraviesan”. Las voces ‘materializan’ así unas obras que, precisamente, carecen de materialidad.
En línea con la premisa de la exposición, y en respuesta a la carga histórica y simbólica de la sala de bóvedas del Centro Condeduque, la propuesta espacial diseñada por Solar (Pablo Canga + Ana Herreros) —en colaboración con Marta Jarabo— retoma el concepto de la inmaterialidad a través de la elección de un único elemento: el espejo. Esta decisión contribuye a generar una duplicidad de la realidad, al tiempo que las piezas expositivas y el mobiliario dan lugar a un juego de reflexiones, diluyéndose en el espacio, multiplicando sus registros y ampliando sus significados.
La intervención principal se concentra en la bóveda de acceso. Dos volúmenes abstractos de igual tamaño, uno vertical y otro horizontal, reciben al espectador y recogen la información necesaria para comprender y circular libremente por la muestra, superando de esta forma los sistemas expositivos tradicionales en los que gráfica y arquitectura operan de forma independiente. Mientras que las salas que albergan las obras de los artistas, cuyas voces inundan cada una de las cuatro bóvedas restantes, apenas se intervienen —tan sólo unos asientos revestidos de espejo quedan a la disposición del visitante—para dotar de protagonismo a las trece obras, organizadas en cuatro grupos temáticos: arte, sociología, ciudad y política.
La reutilización y la economía de medios son otras de las premisas fundamentales del proyecto. En consecuencia, las geometrías de los volúmenes de la sala de acceso parten de estructuras recicladas en desuso; las pantallas son desmontables para su óptimo almacenaje y transporte; y, una vez finalizada la exposición, los asientos pasarán a formar parte del mobiliario del museo.
Al igual que el encargo de la comisaria a los artistas, el diseño espacial de ‘UNA VOZ / UNA IMAGEN’ persigue activar la reflexión del visitante e impulsar una visión crítica de las imágenes con el fin de desarrollar una narrativa propia de nuestro tiempo.
(Texto de Solar)