Una conversación permanente

Ingerid Helsing Almaas 
30/09/2015


Al revisar la obra de Snøhetta, desde sus primeros concursos hasta los proyectos que ahora están en construcción, uno puede sorprenderse de la falta de un hilo argumental. Muchos arquitectos se esfuerzan en desarrollar una firma reconocible, persiguiendo las mismas obsesiones espaciales o estructurales en todas sus obras, formulando un método fijo y a veces hasta un ‘estilo’. Hay, sin embargo, muy pocas similitudes en los proyectos de Snøhetta y muchos se sorprenderían al saber que obras como el Ayuntamiento de Hamar y el escenario Tubaloon en Kongsberg, o la Ópera de Oslo y la ampliación del MOMA en San Francisco, por ejemplo, son proyectos hechos por la misma oficina e incluso por las mismas personas. Probablemente se puedan datar, y a lo mejor hasta es posible identificar alguna fuente de inspiración, pero incluso eso es complicado. Las diferencias entre los proyectos resultan aún más sorprendentes si se consideran sus aspectos formales, sus estrategias materiales o las sensaciones espaciales por ellos producidas. No obstante, al estudiar su trabajo con detenimiento se aprecia que no se trata de una inconsistencia, sino de una variación de soluciones en torno a un tema central: todos estos edificios son el resultado de una conversación, distinta en cada caso y que se lleva a cabo en diferentes lugares, con diferentes personas, y que conduce, en consecuencia, a conclusiones muy distintas...[+]


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