Fallecido a los 88 años, Terence Conran hizo más que nadie por mejorar las condiciones de vida en Gran Bretaña durante la segunda mitad del siglo XX. Como John Lennon o David Bowie, huir de lo convencional fue para él una motivación constante.
Tenía un ojo excelente, buen gusto, el ferviente entusiasmo de un mesías, estilo emprendedor, humor y un encanto que contaba con un sensible interruptor de apagado. Su historia personal tuvo la rica textura de una terrina de pâté de campagne: Terence tenía gran apetito por la vida y todos sus placeres sensuales...[+]