Shanghái, una ciudad y una Expo para el siglo XXI
El nido del dragón
En la desembocadura del río Yangtsé, frente a Corea y Japón, crece con determinación un coloso de energía imparable siguiendo un plan que nada parece capaz de frenar: ni las crisis internacionales ni la prevención del mundo hacia el permanente incremento de fortaleza que se acumula en este lugar de China, verdadero agujero negro de la economía, que atrae con la fuerza de un imán las actividades comerciales y financieras del planeta. Frente a otros fenómenos históricos de acumulación de riqueza en torno a una urbe, Shanghái supone un modelo nuevo. Tiene un plan, organizado y ambicioso, que controla férreamente el proceso urbano, y cuenta con poder para imponerlo y con recursos inagotables para desarrollarlo. Nunca antes la pujanza del capitalismo había sido domada por una voluntad ajena al mismo, como un inuit conduce su trineo de huskies convirtiendo la jauría en un disciplinado equipo. Todos ganan, China conduce.
Desde que China ha aplicado su economía de mercado de desarrollo dirigido, ha logrado cuotas altas del comercio mundial, acumulando actividad económica y capital financiero. En el interior del país se ha generado un movimiento de enriquecimiento creciente y un periodo de expansión del consumo que estabiliza las tensiones en una sociedad fuertemente jerarquizada. El desafío al que se enfrenta el régimen es el de mantener los objetivos de la planificación evitando las desviaciones de la corrupción, lo que obliga a ejercer una disciplina estricta con penas durísimas para los implicados... [+]