Intercambiador de transportes en Estrasburgo
La foto aérea muestra un plano de asfalto sobre el que se dibujan líneas blancas, atravesado en diagonal por una cuña gris. Como un pliegue geológico, la marquesina de hormigón del intercambiador de transportes de Estrasburgo se eleva sobre el suelo sostenida por pilares metálicos, extendiéndose a la superficie del aparcamiento. Con gestos de marcado carácter gráfico resolvió Zaha Hadid este proyecto y creó un nuevo paisaje urbano a las afueras de la ciudad francesa. Y precisamente fue la capacidad de transformar el entorno lo que más valoró el jurado del premio europeo Mies van der Rohe, presidido por David Chipperfield en su edición de 2003. La terminal de la arquitecta iraquí se alzó como ganadora frente a otras cuatro finalistas: unas viviendas en el Chassé Park de Breda, de Xaveer de Geyter; la remodelación del Palais de Tokyo en París, de Lacaton y Vassal; el conjunto residencial Hageneiland en La Haya, de MVRDV; y el ayuntamiento de Otsfildern, de Jürgen Mayer. Este último edificio recibió una mención especial al arquitecto emergente y 10.000 euros. La ceremonia de entrega tuvo lugar en Barcelona, en el pabellón del maestro alemán que da nombre al premio.