Desde luego Meteora, patrimonio mundial por la Unesco, no es un lugar secreto: es uno de los destinos más populares de Grecia, pero aun así alberga sorpresas. Sus altos pináculos se formaron hace más de 11 millones de años, cuando las capas inferiores de la Tierra elevaron la roca sedimentaria; la erosión sufrida durante milenios creó esas asombrosas elevaciones rocosas que se ven en postales por toda Grecia (Meteora deriva del griego meteoros, que significa suspendido en el aire). Los antiguos monasterios en lo alto de estas formaciones se construyeron como refugio para protegerse de las incursiones de los turcos en el siglo XIV. De los 24 que sobreviven, seis mantienen su actividad y se pueden visitar. Pero Meteora no es solo rocas y monasterios. Uno puede, por ejemplo, visitar las cuevas de Kalambaka. A partir del siglo XI había ermitaños viviendo aislados en cuevas repartidas por Meteora, comunicadas por una red de caminos. Siguiéndolos se descubrirán antiguos monasterios y ermitas rupestres ocultas en las paredes de piedra, que desde abajo parecen nidos... [+]