Nuevas envolventes de aluminio
Pecado original
El aluminio es un material complejo, cuyas muchas virtudes no logran compensar del todo sus defectos. Entre las primeras están su capacidad de ser fundido y transformado innumerables veces y, por supuesto, también su capacidad para tomar las formas, colores y acabados más diversos, y de mecanizarse de casi todas las maneras posibles. A esto se suma, asimismo, su ligereza, su resistencia mecánica y su durabilidad derivada de su poca tendencia a la corrosión (véase Arquitectura Viva 194).
Por su parte, el principal defecto del aluminio es de origen y tiene casi el carácter de un ‘pecado original’: el enorme gasto energético derivado de su proceso de síntesis, pues la obtención del material pasa primero por la extracción de la alúmina a partir de la bauxita, y después la extracción del aluminio mediante una gravosa electrólisis. Basta un dato al respecto: la central de Alcoa en La Coruña, amenazada con el cierre, supone ella sola el 2% del consumo nacional de toda España, es decir, consume casi lo mismo que toda Galicia. A ello debe sumarse que la bauxita no es, ni mucho menos, un material abundante en Europa: debe traerse de Australia, China, Brasil y Guinea-Conakry, con el gasto de energía y la producción de CO2 que comporta el transporte. Para atenuar este ‘pecado original’, los productores argumentan que el aluminio es reciclable al cien por cien —y tantas veces como sea necesario— con un coste energético mucho menor que el de producción, y han creado certificados que dan fe del origen más o menos sostenible del material.
Aunque el aluminio siga sin tener buena prensa, esto no ha evitado que llegue a ser casi un material hegemónico en la arquitectura de hoy. Hegemónico, sobre todo, en las fachadas definidas por catálogos de componentes extrusionados en fábrica —perfiles de carpintería pero también paneles y lamas— que permiten resolver en seco, y con muy buenas prestaciones térmicas y mecánicas, casi cualquier tipo de envoltura arquitectónica.
Arquitectura Viva da cuenta de esta realidad presentando en este dossier cuatro edificios en los que el aluminio es un material protagonista, todos ellos proyectados por oficinas internacionales. El primero, la Meret Oppenheim Tower en Basilea (Suiza), de Herzog & de Meuron, es un poderoso bloque envuelto por paneles sándwich y contraventanas de chapa de aluminio que reinterpretan los huecos tradicionales. El segundo, el Kistefos Museum en Jevnaker (Noruega), de BIG, genera la doble curvatura de su fachada mediante esbeltísimos perfiles de aluminio. El tercero, la nueva sede del Liceo Francés en Barcelona, de b720, queda cubierto por paneles de aluminio de diferentes colores, que crean un interesante ritmo visual. Finalmente, el Junshan Cultural Center en Pekín (China), de Neri & Hu, se compone de dos volúmenes unificados mediante una envoltura de profundas lamas de aluminio acabadas en color ocre.