Necrológicas 

Miguel Fisac

30/04/2007


(1913-2006)

«Siempre he proyectado con un criterio para entender la arquitectura pero no las formas, por tanto no hay un criterio formal, sino conceptual». Así explicaba el arquitecto nacido en Daimiel su propio planteamiento de la creación arquitectónica. Con una dilatada carrera de más de seis décadas, Fisac moría en Madrid a la edad de 92 años, legando a la ciudad obras con un lenguaje propio, innovador y moderno, que muestran una fértil evolución fruto de la investigación permanente. Se tituló en arquitectura en 1942 y ese mismo año le encargaron la capilla del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la Colina de los Chopos de Madrid, dotada de un clasicismo sobrio. Su obra se puede dividir en tres periodos, según los materiales utili- zados y el tratamiento que reciben. La primera etapa arquitectónica se caracteriza por el uso del ladrillo como material fundamental. Influenciado por las tendencias nórdicas, con las que se familiarizó en un viaje a Escandinavia en 1949, construye, entre otros, el espléndido Instituto Cajal en Madrid y el Teologado de los Padres Dominicos en Alcobendas. En los años sesenta se produce una inflexión en su creación y empieza una segunda etapa. Fisac se interesa por el hormigón, crea sus singulares piezas huecas de inspiración ósea que actúan de vigas, pérgolas o celosías, y proyecta obras como los labora- torios farmacéuticos Made —el primer edificio en Madrid que se terminó en hormigón visto—, el Centro de Estudios Hidrográficos, la sede de IBM en el paseo de la Castellana o la parroquia de Santa Ana, todos emplazados en la capital española. A finales de los sesenta edificó la torre de los laboratorios Jorba, conocida popularmente como la ‘pagoda’ y cuya demolición en 1999 desató un polémico debate ciudadano. En la tercera etapa de su obra per- severó en la experimentación con el hormigón, aunque en esta ocasión se inclinó por otorgarle un aspecto acolchado y darle forma de encofrados flexibles, tratando de evocar el origen líquido del material en las fachadas de los edificios. En esa época se datan el Hotel Tres Islas en Fuerteventura, el Centro de rehabilitación Mupag, la parroquia de Nuestra Señora de Altamira o el Centro Social de las Hermanas Hospitalarias, estas últimas ubicadas en Madrid. Después de un período parcialmente aislado, encontró el reconocimiento merecido con la Medalla de oro de la Arquitectura Española (1994), el premio Antonio Camuñas (1997) y el Premio Nacional de Arquitectura (2003).


Etiquetas incluidas: