Santiago Calatrava
La medalla de oro del American Institute of Architects que Calatrava ha recibido es sólo uno de los indicios del apasionado idilio que el valenciano mantiene con Estados Unidos, habiendo incluso trasladado su residencia a Nueva York. El arquitecto, ingeniero y escultor tuvo una primera decepción americana cuando se malogró su proyecto para la catedral de San Juan el Divino en la Gran Manzana, pero tras culminar la ampliación del Museo de Arte de Milwaukee una década más tarde, en 2001, todo han sido parabienes. Suya será la nueva estación de la Zona Cero y, entre otros proyectos, un auditorio en Atlanta y la torre más alta del país en Chicago. Prueba igualmente de la rendida admiración que profesan a Calatrava al otro lado del Atlántico es que ha recibido, asimismo en 2005, el premioMcDermott, dotado con 70.000 dólares y concedido por el Consejo de las Artes del prestigioso Massachusetts Institute of Technology por materializar con su trabajo la unión entre arte y ciencia; finalmente, para culminar un año lleno de éxitos, recibió un honor al que pocos pueden aspirar: el Metropolitan Museum le dedicó una exposición monográfica titulada ‘Sculpture into Architecture’.