(1908-2004)
La América corporativa y fuerte de la Guerra Fría y de los delirios tecnológicos y aerospaciales perdió el pasado 12 de septiembre a uno de sus constructores más significativos. Abramovitz, cuya trayectoria profesional estuvo asociada a la de Wallace K. Harrison —primero como empleado y después como socio de la poderosa firma neoyorquina Harrison & Abramovitz—, fue el autor de más de trescientos edificios entre los que destaca el Philharmonic Hall en el Lincoln Center de Nueva York, más tarde rebautizado como Avery Fisher Hall. Ingeniero civil y militar y profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale fue un arquitecto de método y un hombre comprometido con la innovación tecnológica y constructiva. Sus logros como empresario y como ingeniero han empequeñecido sus contribuciones a la historia de la arquitectura y han diluido la radicalidad de su pensamiento. La ausencia de un estilo definido y de una imagen pública cultivada han contribuido a que su figura no haya sido apenas objeto de estudio. Abramovitz falleció justo cuando se preparaba la inauguración de la primera exposición retrospectiva sobre su obra en la Universidad de Columbia.