Hasta el 2 de abril de 2024, la Fundación Louis Vuitton de París presenta una retrospectiva dedicada a Mark Rothko con 115 obras, procedentes de diversas colecciones internacionales. La exposición recorre cronológicamente la carrera del artista: desde sus primeras pinturas figurativas hasta las obras abstractas por las que es más conocido en la actualidad.
La exposición comienza con escenas íntimas y paisajes urbanos que dominan la producción de Rothko en la década de 1930. A partir de 1946, Rothko da un importante giro hacia el expresionismo abstracto. La primera fase de este cambio es la de Multiformas, donde masas cromáticas quedan suspendidas en una especie de equilibrio sobre el lienzo. Poco a poco, su pintura evoluciona rápidamente hacia las obras ‘clásicas’ de Rothko de la década de 1950, donde las formas rectangulares se superponen según un ritmo binario o ternario, caracterizado por tonos de amarillo, rojo, ocre, naranja, pero también azul, blanco…
En 1958, Rothko recibe el encargo de producir una serie de pinturas murales para el restaurante Four Seasons diseñado por Philip Johnson para el edificio Seagram de Nueva York, cuya construcción está supervisada por Ludwig Mies van der Rohe. Más tarde, Rothko decide no entregar las pinturas y se queda con la serie completa. Once años después, el artista dona nueve de estos cuadros –que se diferencian de los anteriores por sus intensos tonos rojos– a la Tate Gallery. Esta serie se presenta en la exposición de la Fundación Louis Vuitton.
Si bien Rothko prefiere los tonos más oscuros y los contrastes apagados desde finales de los años cincuenta, el artista nunca abandona por completo su paleta de colores brillantes. Algunas de las obras expuestas en la Fundación se muestran junto a esculturas de Alberto Giacometti, creando un ambiente cercano a lo que Rothko tenía en mente para un encargo de la Unesco que nunca se realizó.
