El taller de Métrica Mínima ‘esculpe’ estos días las cinco maquetas del Museo del Prado que se expondrán con motivo de su segundo centenario, mientras ellos diseñan, retocan, cincelan, ensamblan, recortan. Sus piezas no son reproducciones, son obras en sí mismas.
Aquí el mundo parece más sencillo. La existencia es diminuta. Es un mundo amable y está bajo control. Juan Antonio Hernández León y Diego Hernández Guijarro, creadores de Métrica Mínima, trabajan en este taller desde hace seis años, pero llevan en el oficio más de dos décadas. Son maquetistas y cumplen los sueños de los arquitectos antes de que sean construidos. Dan forma a lo abstracto y, en algunas ocasiones, hasta lo corrigen. Porque a veces los planos no encajan con los planes de la realidad. Ellos se esfuerzan para que los deseos se cumplan.
En estos momentos, los ocho trabajadores de Métrica Mínima (son arquitectos, artistas, fotógrafos y carpinteros) rematan un encargo del Museo del Prado. La institución cultural quiere recordar su pasado con la construcción de tres salas donde mostrará su historia resumida. En este repaso por los dos siglos de vida de la pinacoteca, la arquitectura tiene un papel protagonista. Sobre las mesas de trabajo están las cuatro maquetas que recrearán la evolución del edificio Villanueva y su entorno. Estas salas, que deberían haberse presentado a finales de 2020 si el mundo hubiera sido más amable y menos contagioso, se convertirán en el nuevo inicio del recorrido de la visita, según explicó Andrés Úbeda…