La incertidumbre geopolítica y las amenazas de Putin disparan las visitas al Diefenbunker, en Canadá, uno de los refugios nucleares más grandes del planeta. En una zona rural no lejos de Ottawa, se esconde un túnel del tiempo. Conduce a los años más recios de la Guerra Fría, cuando el primer ministro de Canadá John Diefenbaker (1957-1963) ordenó la construcción de uno de los búnkeres más grandes del mundo para que los miembros de su gabinete y un grupo de entre 500 y 600 elegidos pudieran ponerse a salvo de un ataque nuclear. Había que garantizar la continuidad del Gobierno y la reconstrucción tras la hecatombe. La capital del país norteamericano, donde la deserción en 1945 de Igor Gouzenko marcó uno de los episodios...
Visita virtual al Diefenbunker
El País: Lecciones de un búnker de la Guerra Fría para sobrevivir al fin del mundo