Desde que en 1988 se convocase por vez primera, Europan han sido un aliciente para los arquitectos menores de cuarenta años, pues recibir un primer premio constituía una inmejorable oportunidad de construir por primera vez un edificio, muchas veces incluso fuera de su país. Aunque hoy las posibilidades de recibir un encargo real a través de estas convocatorias se han reducido drásticamente, y los ganadores se contentan con el premio en metálico, la participación en Europan sigue siendo muy alta. Lo demuestran las 1.762 propuestas enviados a las 12ª edición del concurso, convocado bajo el lema ‘The adaptable city: inserting urban rhythms’ en 51 emplazamientos de 16 países europeos diferentes, y cuyos resultados se han hecho públicos en diciembre.
Los 12 jurados nacionales han seleccionado en esta ocasión 106 proyectos —43 ganadores y 63 segundos premios—, además de 64 menciones. Como en anteriores convocatorias esta matriz numérica ha seguido dos leyes: por un lado, que al menos la mitad de los premiados lo ha sido por un proyecto presentado en su país de origen —algo que puede explicarse por la cercanía a los solares objeto de concurso y acaso también por la sintonía con el jurado local—; por el otro, que los equipos españoles han obtenido el mayor número de galardones (10 primeros premios, 15 segundos y 20 finalistas, la mayor parte fuera de nuestro país), un hecho que en parte contradice la mala imagen de la ‘marca España’ fuera de sus fronteras, y reafirma con esperanza la vitalidad de nuestra arquitectura más joven.