1927 - 2012
El carácter precursor de Gae Aulenti no estribó sólo en su condición de mujer arquitecto, sino en ser una figura internacionalmente reconocida en una época —la de las décadas de 1960 y 1970— en la que las Zaha Hadid o las Kazuyo Sejima de hoy resultaban aún impensables. Nacida en 1927 en un pueblo cercano a Trieste, Aulenti tuvo que enfrentarse desde pequeña a los prejuicios del siglo. Decepcionado por no haber tenido un hijo varón, su propio padre no esperaba de ella más que fuese una buena chica de clase acomodada. Sin embargo, no cejó en su empeño de ser arquitecta, titulándose en 1954 en el Politécnico de Milán, ciudad donde se afincó. Dedicada primero al diseño industrial (algunos recordarán su lámpara Murciélago) y a la crítica —formó parte de la redacción de Casabella—, Aulenti pronto se destacó por sus proyectos críticos con la modernidad canónica. Su viraje al posmodernismo coincidió con los encargos mayores de su carrera, como el proyecto del Museo d’Orsay, el Museo de Arte de Cataluña o el Palazzo Grassi, obras de transformación que compaginó con otras de nueva planta, como el Aeropuerto de Asís, inaugurado sólo un mes después de su fallecimiento.