Tiene un apellido musical y le encanta navegar, pero su auténtica pasión es construir, o simplemente —como le gusta decir a él «juntar materiales y ensamblarlos». Saltó a la fama mano a mano con Richard Rogers, cuando ambos ganaron el concurso para el Centre Pompidou, allá por 1971.
La fortuna crítica de este edificio es fundamental para comprender la carrera profesional de sus creadores. Ha sido descrito como «una astronave catapultada al corazón de París», «una tomadura de pelo a escala monumental», o «un burdo acto de jactancia», pero sus autores se empeñan en defenderlo simplemente como «un chiste», como «la ironía de la tecnología». Sin duda alguna, se ha convertido ya en otro de los hitos monumentales de Paris, además de ser una verdadera obra maestra que aparece en todos los libros de historia y crítica de la arquitectura contemporánea...[+]