La estrategia israelí en los territorios ocupados está dando lugar a una nueva sociedad que nadie sabe bien adónde lleva. Lo que hace unos años eran frágiles pilas de ladrillos con colonos sudorosos que sostenían una manguera con un chorrito de agua para mezclar cemento en medio de un pedregal, hoy son palacetes rodeados de verdes jardines en urbanizaciones que parecen copiadas de Beverly Hills.
El asentamiento, que al principio cumplía la función de ocupación física de un territorio en disputa, ahora sirve también como reclamo político, como cartel de los placeres que brinda la prosperidad capitalista y como mensaje subversivo contra la Autoridad Nacional Palestina al dejar en evidencia su incapacidad de generar bienestar para los ciudadanos bajo su mando directo...